El humorista acaecido en poeta

Por Paula Suárez López*

El humor como acto creativo, como producción singular y novedosa permite que se germinen mundos que suelen agradar más, pues rompe algo del sentido común. Esto se logra a través de la palabra, ella nos permite que surja el sujeto como tal y que el inconsciente se manifiesta en sus formaciones. En el chiste, de la familia del humor, la palabra, esa palabra, la que no se dijo sino la que se supo escuchar, tocó en el cuerpo. El humorista le da un lugar privilegiado a la fantasía, a la ilusión, a la creatividad. De este modo quedan los literatos, el humorista y el psicoanalista como productores de relatos. Los tres apuntan al deseo. En el caso del psicoanalista, el que produce el relato es el paciente, pero a ese relato no se accede sin la lectura y el deseo del analista.

Miguel Ángel Ferreyra, Emilio Fatuzzo Grafito y acrílico sobre madera
Miguel Ángel Ferreyra
Emilio Fatuzzo, Grafito y acrílico sobre madera

Freud homóloga al poeta y al niño, distinguiendo que el adulto no juega, sino que fantasea y podemos agregar hace humor. Incluso en Bergson encontramos al poeta cómico: “…el arte del poeta cómico consiste en darnos a conocer tan bien el vicio, en introducirnos a los espectadores hasta tal punto en su intimidad, que terminamos obteniendo de él algunos hilos de la marioneta con la que juega; y entonces nosotros jugamos con ella” [1].

Freud sostenía que éste era un don precioso y raro. Más tarde agrega que quien puede hacer humor, posee una verdadera ars poética que tiene la capacidad de conmover a otros [2]. Reírse entonces es algo serio, es poder soportar eso real con lo que tenemos que lidiar inevitablemente.

En el lenguaje hallamos variados usos de metáforas y metonimias, pero en la última parte de la obra de Lacan nos encontramos con que él le da importancia a la poesía, la cual excede las figuras retóricas mencionadas con anterioridad. La poesía ayuda a agujerear el lenguaje: “Si ustedes son psicoanalistas verán que es el forzamiento por donde un psicoanalista puede hacer sonar otra cosa que el sentido. El sentido, es lo que resuena con ayuda del significante. Pero lo que resuena, eso no llega lejos, es más bien flojo. El sentido, eso tapona. Pero con la ayuda de lo que se llama la escritura poética, ustedes pueden tener la dimensión de lo que podría ser la interpretación analítica” [3].

De este modo, podemos pensar que tanto en la interpretación psicoanalítica, como en el chiste y en la poesía, hallamos frecuentemente más de un sentido y un lenguaje en el cual se ejerce una torsión para decir otra cosa de se dice, quebrar lo establecido o lo esperable, incluso llevarnos al sinsentido. La apuesta en un análisis es que tenga lugar un decir del sujeto de la enunciación. De su división subjetiva es que surge un saber. Con el humor se puede crear un nuevo sentido.

Entonces la ilusión está también asociada a las creencias de cada sujeto y al deseo. Así como no se puede pensar a un sujeto sin deseos, no podemos pensarlo tampoco sin ilusiones. Una escritura es sinthomática si se convierte en poética “…al ser capaz de extrañar y desfamiliarizar, no solo la percepción de lo cotidiano, sino al lenguaje mismo en su función de comunicar y representar, sólo así puede aproximarse a bordear lo indecible” [4]. En este sentido podemos afirmar que el humor también es sintomático.

En el humor entran en juego la ilusión, la fantasía y la imaginación. En relación a la ilusión, Freud la relaciona con el deseo, entonces ilusionarse es tomar los deseos singulares y vivirlos de algún modo. La ilusión no forma parte de la realidad, pero no es un error o farsa, más bien es “una creencia cuando en su motivación esfuerza sobre todo el cumplimiento de deseo; y en esto prescindimos de su nexo con la realidad efectiva, tal como la ilusión misma renuncia a sus testimonios” [5].

Para finalizar, el humor y el arte nos relevan de lo inmediato, de lo práctico y de lo utilitario. El humor, como la poesía y el análisis, no busca explicar. Nos enfrentan al sinsentido para extraer de allí una verdad singular. Y en esa grieta, deja pasar algo del deseo.


*A.P., miembro de la EOL y de la AMP, docente de la UBA, egresada del ICDEBA y Mg. en Clínica psicoanalítica -UNSAM.
[email protected]

NOTAS

  1. Bergson, H., (1939), La Risa – ensayo sobre la significación de lo cómico, Losada, Buenos Aires, p. 17
  2. Freud, S., (1906-1908), “El delirio y los sueños en la “Gradiva” de W. Jensen y otras obras”, Obras Completas, Vol. IX, Amorrortu, Buenos Aires, 2008, p.135
  3. Lacan, J., (1975-1976), El Seminario, libro 23, El sinthome,Paidós, Buenos Aires, 2006
  4. Eidelberg, A., (2014), letras. poéticas. Lecturas lacanianas, Ed. Tres haches, Buenos Aires, 2014, p. 10
  5. Freud, S., (1927-1931), “El porvenir de una ilusión. El malestar en la cultura y otras obras”, Obras Completas, Vol. XXI, Amorrortu, Buenos Aires, 2008, p. 31

BIBLIOGRAFÍA

  • Freud, S., (1905), “El chiste y su relación con el inconsciente”, Obras Completas, Vol. VIII, Amorrortu, Buenos Aires, 2008.
  • Lacan, J., (1976-1977), Seminario 24, “L´Insu que Sait de LÚne-Bévue SÁile á Mourre” – Inédito.

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