La Escuela, un asunto de camellos

Por Natalia Paladino*

De pronto un remolino sacude funcionamientos, identificaciones, posiciones y discursos, e interroga en acto sobre la lógica y los movimientos topológicos que constituyen la Escuela: ¿qué propone la creación de los Círculos de Carteles, ya en movimiento? la apuesta en sí misma es un cincel sobre el pavimento: ¡Hay que arar! Arar es salir de la autopista. Es sudar retomando el trabajo por el surco que abrió Lacan con el Acto de fundación, y con la Proposición sobre el psicoanalista de su Escuela. Aunque las puertas de entrada a la Escuela no siempre han sido las mismas, Lacan propuso dos: la entrada por el cartel y la entrada por el pase. Una se sostiene en la formación, la otra en la producción del analista de la Escuela; ninguna se sostiene separada de la otra [1]. Esas puertas de entrada han ido encontrando diferentes escollos para perdurar y fracasar mejor: si las tomamos como orientación real de la política de Escuela, la entrada por el cartel – ese grupo paradójico que se dispone a abandonar el sueño de una enunciación colectiva – sigue siendo la vía privilegiada. Por esa vía, los Círculoshacia la Escuela-sujeto serán un instrumento del que servirnos con dos referencias: la huella inaugural del Lacan del ’64 y la Nota a los italianos del ’73, cuando la entrada a la Escuela por el pase fue la respuesta que dio Lacan ante aquello que podría calificarse como un “grupo ideal” (esto es, cuando mejor funciona, más compactas se hacen las paredes a las que él habla). Dice en su Nota: “Autorizarse no es auto-ri(tuali)zar”; “Tal como se presenta, el grupo (…) tiene la ventaja de ser trípode. Eso puede bastar para que uno se siente encima” [2].

Maggie de Koenigsberg - Sin título - 2016
Sin título – 2016
Maggie de Koenigsberg

Las patas que sostienen el trabajo de Escuela no son asunto de taburete- escabel para sentarse encima, sino más bien asunto de camellos. Uno, agudeza de M. Tarrab transformada ya en marca del cartel, es el camello que se puede obtener situando “lo que nos conviene ceder para obtener algo, en eso que llamamos un cartel, para continuar el viaje” [3]. El otro camello viene de la pluma de Jacques Cazotte [4], y es del que se servirá Lacan en “Subversión del sujeto” para plantear la pregunta radical por el deseo, – Che vuoi?, una vez que se atraviesan sus espejismos: el joven Álvaro se entregará a los encantos de Biondetta para advertir que de ella irrumpe algo tan perturbador e inquietante como insistente, que en el relato de Cazotte toma la ominosa forma de una cabeza de camello que una y otra vez interpelará con su pregunta: – “¿Qué quieres?”. Y es allí donde la Escuela no se comporta como el personaje del Sabio, que ante la pregunta por el deseo y su causa termina persuadiendo al joven Álvaro de que lo conveniente es retroceder – en la novela, al regazo del Otro materno literalmente -.

La Escuela en cambio hará las veces de Biondetta y de cabeza de camello para cada uno, soportando el S(Ⱥ): significante que falta en el mar de los nombres propios para sostener el deseo de saber, allí donde el Universo es un defecto en la pureza del No-Ser [5].

Al trípode freudiano “análisis -control -enseñanza” Lacan agregará un cuarto, que anuda al situar el agujero, y J.-A. Miller precisará que, para que ese cuarto ex-sista, se requiere de acto y consentimiento: es la inmersión en la Escuela [6].

La Escuela entonces, como cuarto que anuda. Invento eficaz para contrarrestar la dispersión descabalada y la consistencia del grupo que hace del trípode su taburete.


*Miembro de la EOL y de la AMP, ex Responsable Docente del Grupo en Formación Saladillo – IOM2. Cartelizante en el CC Saladillo- 25 de Mayo.
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NOTAS

  1. Puntos desarrollados en “Transferencia de trabajo, entre formación y producción del analista”. Disponible en: https://cuatromasunoeol.com/img/trabajo-de-escuela/secretaria-de-carteles-2021-2023/paladino-natalia.pdf
  2. Lacan, J., Nota italiana, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pp 327-28
  3. Tarrab, M., “En el cartel se puede obtener un camello”, Masuno N° 3, octubre de 1998
  4. Cazotte, J., (1772), El diablo enamorado
  5. Valéry, P., “Esbozo de una serpiente”: (…) ¡Tú, el más fiero de mis cómplices/y de mis trampas, la más aguda, /protege a los corazones para/que nunca sepan que el Universo/es un defecto, allí en la pureza/del No-Ser! Poema que Lacan parafrasea en Subversión del sujeto.
  6. cfr. Tarrab, M., El decir y lo real, Grama, Buenos Aires, 2023, p. 48

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