La rompición

Por Eva Mallea*

En relación a las últimas Jornadas de Carteles, recuerdo lo lindo de los encuentros, brindis mediante, y que allí no solo se come sino que se cocina. Así fue que finalizando unas Jornadas en Córdoba surgió la idea de poner a conversar aquello que cada uno hace en relación al arte.

Luis Felipe Noé - Emilio Fatuzzo Acrílico sobre papel y madera
Luis Felipe Noé
Emilio Fatuzzo Acrílico sobre papel y madera

Entre dimes y diretes se fue armando un cartel en el que cada uno cuenta…

Silvi Bigolín se hace a codazos tiempo para ir al taller de pintura. Ger Rotte, mientras hace las cosas del hogar, ensaya/recita diálogos y escritos, a veces para obras de teatro. Lucio Pierini desarma su agenda semanal para ir a un taller de escritura-lectura. Andrea Zelaya, alias “lamásuno”, abre el espacio al teatro y la expectación. Y quien les habla/escribe, hace un buen uso del apuro para llegar a tiempo a las clases de danza contemporánea. Cada quien con su cada qué.

La sola idea de formar parte de esto me lleva a leer no sólo autores “del palo” psicoanalítico sino a zambullirme en el libro de un bailarín y coreógrafo como Merce Cunningham, o a emocionarme con pelis como la de Pina Bauch.

Esta última surgió como iniciativa de mi profesora Gabriel Rodríguez, con la idea de armar una coreo con motivo de los diez años del grupo Descalzos danza-teatro.

Así me encontré formando parte de eso. Cuando ya estaba en el baile.

Este año tiene ese tono. El Gaby, como decimos por acá, nos propuso que escribiéramos algo con relación a la esencia de lo humano y le mandé algo que tenía esbozado sobre el arraigo.

Ahora que lo escribo, siento que tiene más que ver con lo que uno acarrea. Tipo tráiler.

Lo curioso es que, hablando de la danza en el cartel, me encuentro con mi práctica en el psicoanálisis. Más específicamente con lo que orienta mi rasgo, que es la escansión.

Traigo un fragmento de una entrevista de Jacqueline Lesschaeve a Merce Cunningham:

J. L.: […] Como ya hacías hincapié antes, para ti la danza es lo que hay entre una y otra posición, lo que lleva de un punto a otro. ¿En qué momento te ocupas de eso y cómo?

M. C.: Cuando le doy las entradas a los bailarines empiezo a ver las cosas de otro modo. […] A veces no funciona porque no es físicamente posible; la manera de ver cómo ir de un punto a otro es bailarlo, lo solucionas en términos de danza. Y a veces puede ocurrir que uno de los bailarines haga algo que funcionaría muy bien en esa situación [1].

Leo en ese “entre” algo que puedo ubicar en relación al objeto a, ya que se puede aprender una coreografía y hacerla al ritmo de la música, pero después cada uno pone algo de su parte para interpretar el movimiento.

Lucía D’Angelo, en su texto “La sesión – escansión” [2], rescata la propuesta de Lacan subrayando su importancia en la experiencia analítica, al destacar la posibilidad de que emerja el objeto en juego.

Mis preguntas siguen ese hilo: lo que pasa en ese “entre”, en la escansión, en la irrupción, en la ruptura de la cadena asociativa.

En la última reunión del cartel escuché de Andrea: Para crear hay que romper. Uno aprende a caminar, a dar pasos, y para bailar se rompe algo de eso.

Podemos ubicar ese paso previo cada vez, para escribir, para recitar, para. Pintar. Para. Bailar. Para. Leer.

Detenerse. Romper.


*Participante del CID San Luis perteneciente al IOM3 – Cartelizante de “Ecos artísticos en los cuerpos”

[email protected]

NOTAS

  1. Cunningham, M. y Lesschaeve, J., El bailarín y la danza, Barcelona, Global Rhythm Presentación, 2009, p.p. 229-230
  2. D’Angelo, L., “La sesión-escansión”, Revista Virtualia N° 9, 2004, https://www.revistavirtualia.com/articulos/656/la-sesion-corta/la-sesion-escansion

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