Por Efraín Ayala López*
La primera sesión nos confirma que “se entra en análisis por una puerta enigmática, puesto que la neurosis de transferencia está ahí para cada cual” [1]. De este modo, enigma y transferencia son dos fenómenos puestos en tensión a lo largo del documental, siendo el común denominador de los analizantes entrevistados.

Pablo Siquier
Por una parte, el enigma alude al encuentro azaroso con un real sin ley, como dice Ana Viganó: “Un mal-encuentro con lo real produce algo insoportable que afecta al cuerpo, al pensamiento o a ambos, y pide un alivio que comienza por ser dicho” [2]. Así, la primera sesión comienza por el síntoma-dicho, ya que, lo relevante no es el síntoma en sí, sino lo que el analizante dice respecto al síntoma que lo aqueja. Se trata de un síntoma hablado, pues la diferencia absoluta de cada uno se ubica en la hystoria [3] que rodea el síntoma, es decir, esa Otra historia que envuelve un núcleo de goce irreductible, el cual interpela al analizante.
Por otra parte, el documental destaca que los decires del analizante no operan en solitario, antes bien, precisan de un destinatario, un Otro a quien engancharse. Acá ubicamos la función del analista bajo transferencia: “El síntoma analítico se constituye por su captura en el discurso del analista, gracias al cual, queda enganchado al Otro” [4]. En ese sentido es que la experiencia analítica toma lugar y, por ende, el analizante estaría en condiciones de pasar del otro lado del espejo, o sea atravesar la ficción fantasmática que respondía a un Otro que no existe.
Ahora bien, que la primera sesión sea un acontecimiento único e irrepetible en cada caso, no significa que carezca de principios rectores bajo los cuales se edifica tanto la ética como la dirección de la cura en la clínica psicoanalítica. Hay, pues, una lógica causada por el analista, ante la cual deberá de consentir el analizante. Para dilucidarla, Miller se sirve del vocablo donc, cuya traducción al español es “entonces”, así nos dice: “Pese a que entonces significa o señala que estamos por terminar, que vamos a concluir. Entonces (…) no es la última palabra. Es la palabra que introduce la última palabra, que se señala que el momento de concluir ha llegado” [5]. Me parece una orientación maravillosa dado que la primera sesión atañe a la primera palabra (del analista) que introduce, a su vez, la última palabra (del analizante), esto es, “la conclusión que el analizante extrae (…) este entonces tras el cual finaliza la cadena significante que resume su análisis” [6]. Por lo tanto, la primera sesión no necesariamente hace referencia a la primera vez que alguien llega al consultorio, sino a la intervención que inaugura el comienzo de la lógica de la cura. ¿En qué consiste el entonces del principio? Como se observa en el documental, la respuesta será siempre una por una.
*Practicante de Psicoanálisis en Santiago de Querétaro, México. Licenciado y Maestro en Psicología Clínica por la UAQ. Sostiene su formación en distintas actividades de la NELcf-Ciudad de México
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NOTAS
- Lacan, J., (1962-1963), El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2017, p. 303.
- Viganó, A., “El síntoma Jano”, Apbertura. Boletín hacia el XI ENAPOL, 7, p. 4, 2023.
- Lacan, J., (1977), “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires., 2012, p. 600.
- Miller, J.A., “C.S.T.”, Clínica bajo transferencia, Manantial, Buenos Aires, 1985, p. 9.
- Miller, J.A., (1993-1994), Donc. La lógica de la cura, Paidós, Buenos Aires, 2011, p. 9.
- Ibíd., p. 19.
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