¿Cómo ser analistas?

Por Germán Fresca, Martina Oyola, Victoria Rodríguez

Los aquí presentes en esta mesa, iniciando un camino en el psicoanálisis, nos hicimos la pregunta “¿CÓMO SER ANALISTAS?”, es decir cómo uno puede formarse como tal, ya que en el espacio universitario esta pregunta no está sobre la mesa. Esta inquietud nos llevó a realizar algunos encuentros en los que, guiados por practicantes del psicoanálisis de la EOL, llega a nuestras manos el texto de Miller, Cómo se deviene psicoanalista en los inicios del siglo XXI. Aquí Miller, hace un juego de palabras, entre ser y devenir, comenta que ser está ligado a la identificación, que esto es lo que repugna el psicoanálisis y que prefiere el devenir del analista, va más allá y habla de la importancia de ser analizante, “No se sabría ser analista sin ser analizante” (2012), el analista se debe cuidar de confundir su trabajo de analizante con el ejercicio de ser analista.

Proponemos hacer unos pasos hacia atrás para ver cómo el tema del análisis del propio psicoanalista se cocinaba en Freud. Rastreando entre líneas en los textos vemos que como “verdad histórica” la propuesta de analizarse no fue del todo una idea propia del vienés sino que hubieron unos suizos que al parecer discutieron esto con Freud, estos personajes fueron los representantes de la escuela de Zurich, Bleuler y Jung. Para demostrarlo aqui esta la siguiente cita:

Hace ya años respondí a la interrogante de cómo se podía llegar a ser analista en los siguientes términos; por el análisis de los propios sueños. Esta preparación resulta desde luego suficiente para muchas personas, mas no para todas las que quisieran aprender a analizar. Hay también muchas a las que se les hace imposible analizar sus sueños sin ayuda ajena. Uno de los muchos merecimientos contraídos por la escuela de Zurich consiste en haber establecido qué para poder practicar el psicoanálisis era condición indispensable haberse hecho analizar previamente por una persona perita ya en nuestra técnica. Todo aquel que piense en ejercer seriamente el análisis debe elegir este camino. (Freud, 1912, p.116)

De esta cita del texto Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico podemos extraer que Freud sí tenía una propuesta para poder volverse uno analista, la cual era interpretar sus propios sueños; sin embargo quizás después analizó y pensó que el fenómeno de la transferencia en este caso no se planteaba y que ésto de analizar uno mismo sus contenidos inconscientes podría ser dificultoso. Con respecto a la escuela de Zurich sí se le da el reconocimiento de proponer como condición indispensable haberse hecho analizar previamente. Es interesante este reconocimiento porque a estas alturas del movimiento psicoanalítico la relación entre Freud y Jung estaba a punto de llegar a su término. Así entonces parece pertinente la propuesta que plantea el texto a modo, quizás y en esto nos aventuramos, pero somos estudiantes (algo de aventura debe haber), que es un pasaje desde el método de la hipnosis al de la asociación libre.

Marcamos ese quiebre por más que el texto Freud no aduce tirar por la borda su propuesta y solo seguir la de los suizos, porque ha dado un sentido a todo lo que después derivó en cómo devenir psicoanalista en la historia del movimiento, es decir la propuesta de la escuela de Zurich y luego reconocida por Freud fue un parteaguas.

Lo ponemos sobre la mesa porque en cuanto al recorrido que hemos hecho como estudiantes por esta Escuela y en la Universidad no es sin que se juegue el fenómeno de la transferencia, no hay estudiantes en la EOL sin transferencia. Es importante también ya que hubo entre estos tipos, que en algún momento marcaron algo de lo que venimos a hablar hoy, un desencuentro, pero uno de los que no tiene un punto de retorno, estamos hablando de Freud y Jung. Quizás como pasa a veces en la vida, fue una relación muy fructífera, se quisieron, discutieron, dijeron lo mejor del uno y del otro, hasta se fueron de vacaciones juntos, dieron conferencias, pero fue una relación que llegó a su fin y no sin consecuencias en el movimiento psicoanalítico.

Fue, una relación de amor, es decir una relación de transferencia la que marcó estos tiempos entre estos dos psicoanalistas, a todo esto ¿Jung es considerado psicoanalista? Por lo que escuchamos y leemos no, pero bueno, algo tuvo que ver en la historia de todo esto. En otro apartado del texto Freud es muy claro al marcar qué es lo que obstaculiza en el análisis de un paciente si se dejan entrar “complejos propios”:

El médico […] No ha de tolerar en sí resistencia ninguna que aparte de su conciencia lo que su inconsciente ha descubierto, pues de otro modo introduciría en el análisis una nueva forma de selección y deformación mucho más perjudicial que la que podría producir una tensión consciente de su atención. Para ello no basta que sea un individuo aproximadamente normal, debiendo más bien exigirle que se haya sometido a una purificación psicoanalítica y haya adquirido conocimiento de aquellos complejos propios que pudieran perturbar su aprehensión del material suministrado por el paciente. (Freud, 1912, p.115)

Es claro que lo que a Freud le preocupaba era que si el psicoanalista no se analizaba, algo de lo propio podría interferir en la práctica analítica. Podemos entender, viéndolo desde un ángulo histórico, que este requisito está encaminado a una ascética de la práctica, a prevenir ciertos problemas transferenciales entre psicoanalista y paciente. Nos pareció interesante articular este texto y la propuesta del trípode, por lo menos su primer eje con algo de lo histórico y cómo eso de la historia del movimiento está atravesado por la transferencia y de qué manera ésto ha llegado hoy, Lacan, Miller de por medio, hasta nosotros.

En el texto de 1937 Análisis terminable e interminable hay un apartado, específicamente el VII, en donde Freud referencia a Ferenczi y la posibilidad de llegar a buen puerto en la finalización del análisis, y en cuanto a esto añade que Ferenczi señala que el éxito (de un análisis) depende muy ampliamente de que el analista haya aprendido lo bastante de sus “propios errores y equivocaciones”, y haya corregido “los puntos débiles de su personalidad”… Entre los factores que influyen en el progreso del tratamiento psicoanalítico se deben tener en cuenta no solamente la naturaleza del yo del paciente, sino la individualidad del psicoanalista. (Freud, 1937)

Sin embargo en el texto Freud profundiza y propone una pregunta que tiene un tinte irónico:

Evidentemente, no podemos pedir que el que quiera ser psicoanalista sea un ser perfecto antes de emprender el análisis: en otras palabras que solo tengan acceso personas de elevada y rara perfección. Pero ¿dónde y cómo adquirió el pobre diablo las calificaciones ideales que ha de necesitar en su profesión? La respuesta es: en un psicoanálisis didáctico. (Freud, 1937, p.250)

Aquí ya hay un posible cambio en el desarrollo propuesto por Freud en donde ya introduce algo del fin del análisis y también hace referencia a la formación del analista, propone que la formación debe estar atravesada por un psicoanálisis didáctico.

Lo que intentamos hacer en este texto es proponer un recorrido desde 1912 con Consejos al médico, pasando en 1937 por Análisis terminable e interminable hasta llegar a Miller y la pregunta por Cómo se deviene psicoanalista en los inicios del siglo XXI. No pretendemos cerrar la pregunta pero sí orientar a través de las vicisitudes de la historia del movimiento: ¿Qué es formarse como psicoanalista luego de terminar la carrera universitaria? ¿Y qué implicaciones tiene el analizarse en todo esto? ¿Qué lugar tiene la Escuela para los estudiantes universitarios?

Retomando el texto de Miller (2012) mencionado anteriormente nos resulta interesante resaltar la siguiente cita “No durarán como psicoanalistas más que a condición de permanecer […] psicoanalizando la propia relación al sujeto supuesto saber, porque el inconsciente de ustedes no se reduce a cero […] está siempre ahí, con el deber que se les impone de continuar descifrando, leyéndolo, viviendo y pensando con él”.

De esta cita podríamos decir que se resalta el devenir para señalar una posición analizante que no se clausura al final del análisis, y que abre la puerta a la Escuela como soporte de la transferencia.

Señalamos así lo que Jorge Aseff remarcó en su última charla en la EOL, la escuela es definida como una escuela de analizantes, es decir, de analistas que se analizan por otros.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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