Agradezco mucho el comentario de Gloria Sensi. Coincido plenamente en que la potencia de la metáfora propuesta por Lacan radica en su anclaje en la orfebrería más que en la asociación con lo hípico.
La metáfora me resultó inicialmente sorprendente, ya que plantear al sujeto como la joya y no otorgarle ese lugar al objeto implica sin dudas un movimiento de subversión respecto de la versión imaginaria del objeto en el fantasma; esa que tanta pregnancia mantenía desde su formulación y desarrollo en los años 50.
¡EL objeto ya no es la joya, es el enchapado! La función del objeto no radica en su dimensión agalmática sino en su función de engarce del sujeto, ya que es él el que brilla!
Es al sujeto del inconsciente, al sujeto del deseo neurótico, al sujeto del goce del sentido, al que hay que remitir la dimensión del brillo (fálico). El objeto más allá de su función de enchapado, a partir de su ubicación en el fantasma, donde queda enredado con los asuntos del brillo, devela su función de engarce con el el cuerpo, devela su función de gozne con el goce. Esta es la dimensión que surge a partir de la construcción, la travesía y el atravesamiento del fantasma en el análisis. El objeto en el fantasma hace de tapón a la inconsistencia del Otro, y al ser extraído aparece en su dimensión de goce, diferente al goce fálico, que concierne al ser del sujeto. A la altura de este seminario el sujeto al final del análisis puede articular algún saber respecto a su ser de goce que el objeto encarna.
Gustavo Moreno
AP. EOL y AMP
Delegación Mendoza
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