La princesa de los lunares

Laura Rey*

La estructura psicótica presenta la paradoja de estar en la sociedad y fuera del lazo social, afirma Pierre Naveau en Las psicosis y el lazo social[1]. En su comentario sobre el libro, Carolina Alcuaz señala que el autor desprende una definición de lazo social de la primera clínica de Lacan: “si hablar es hablar a otro, si esto es el fundamento de la dialéctica de la palabra, entonces el lazo entre los significantes es el lazo social”[2]. El autor se pregunta qué permite suplir esa falta. Pero Alcuaz propone localizarla en la estructura, en el “no hay relación sexual”, de modo que neurosis y psicosis darían cuenta de distintas maneras de arreglárselas con el lazo social que no existe de entrada. La pregunta sería entonces ¿Qué anuda la estructura?

Si bien Lacan conceptualiza en un primer momento al inconsciente como discurso del Otro, lo que permite pensar que el lazo social está de entrada, siendo la cadena significante preexistente al sujeto, luego dirá que el inconsciente es un enjambre, donde el significante solo, fuera de cadena, no implica el lazo social. Con la primera definición de inconsciente, la psicosis quedaba del lado del inconsciente a cielo abierto, la alucinación como interlocución delirante no implicaba al Otro del reconocimiento. La psicosis quedaba fuera de discurso. Con la segunda definición, el lazo social no estaría de entrada, el discurso sería semblante y tanto neurosis como psicosis serían formas diversas de enlazarse al Otro. Este planteo sería solidario del cambio teórico que va del Nombre del Padre a los Nombres del Padre, según Alcuaz.

Teniendo en cuenta esta escansión tomaremos el caso de la artista Yayoi Kusama para interrogarnos por la función del arte en la psicosis. La artista japonesa del arte performance de los años 70, es denominada por sus seguidores “la princesa de los lunares”. Sus creaciones se distinguen por el uso repetitivo de lunares que cubren interminables superficies y la utilización de formas fálicas adheridas a objetos cotidianos. En ocasión de una visita a Buenos Aires cuenta: “Vengo pensando en suicidarme desde que era muy pequeña. Para salirme fuera de esa idea es que trabajo en el arte. Hago mis obras para sobrevivir al dolor, al deseo de muerte”[3]. Sobre el concepto de “autoborramiento”[4] dice: “Es extinguir mi existencia y fusionarme con el flujo del tiempo infinito para finalmente volver al universo” [5].

La artista piensa su vida a partir de lo que ella llama un punto, desde su primera aparición en alucinaciones de la infancia a las pinturas en red, tanto que llegó a convertirse en una marca propia, su marca de hacer arte.

Lacan en su última enseñanza prioriza el arte como forma de saber hacer allí con el exceso de goce. Con el Otro que no existe el sujeto está condenado a devenir inventor y el acento se desplaza del efecto al uso. Del punto a las obras en red es posible ubicar la invención de un cuerpo en esta artista japonesa que es a la vez volumen y lazo. Yayoi Kusama, la princesa de los lunares ¿es su propio sinthome?

[email protected]

* Prof. de Artes Plásticas (UNLP) y Lic. en Psicología (UNLP). Adjunta en cátedra Psicología del Arte en Fac. de Artes (UNLP).

NOTAS

  1. Naveau Pierre, Les psychoses et le lien social, Anthropos Editorial,Francia, 2004.
  2. Alcuaz Carolina, “Comentarios de libros”, Revista Virtualia 20, 2010. https://revistavirtualia.com/storage/articulos/pdf/kLQAGcLwp9rdPrVrk08h8VSkU1N3kLC45QGXWwHB.pdf
  3. Larrat-Smith Philip, “Yayoi Kusama, La princesa de los lunares”, La Nación, cultura, 2013 https://www.lanacion.com.ar/1593760-laprincesa-de-los-lunares
  4. El autoborramiento de Kusama. Juego de caballos, 1967
  5. Ibid.; 2013.

Imagen: Agradecemos la generosa colaboración de la artista Mariana Allievi – Blossom ll, acrílico sobre papel, 2020.

Comments are closed.

Navigate