El don altruista o el rebajamiento del deseo

Gonzalo Guzmán*

En Amiens, Francia, un soldado se topó con un hombre tiritando de frío, empuñó su espada y cortó un gran manto que traía como abrigo repartiéndolo en mitades. Este acto conocido como “el Apólogo de San Martín”,[1] es tomado por Lacan para analizar la idea cristiana de amar al prójimo como a uno mismo. Mandato ya cuestionado por Freud,[2] quien planteaba que desde el descubrimiento del inconsciente no es seguro aseverar que lo que se siente por uno mismo sea necesariamente amor.

El aspecto que Lacan resalta en esta escena es el don que tiene lugar. Señala Jacques-Alain Miller que este don adquiere la forma de un reparto. San Martín no entrega el manto, de hecho, lo destruye para repartirlo introduciendo una proporción. Puede decirse entonces, que en la beneficencia de San Martín el “amarás a tu prójimo como a ti mismo”[3] toma la forma de “no más que a ti mismo”.[4]

Lacan ubica al altruismo como el polo opuesto del egoísmo, por lo que ambos se encuentran en un mismo plano. Así, el acto altruista involucra al egoísmo en la medida que brinda al sujeto placer en su propio acto. Se desprende entonces que el altruismo alberga un utilitarismo que tiene como principio el propio bien, la propia satisfacción. De esta manera, reduce el enaltecido acto de San Martín a la administración de un recurso escaso y destaca que en él interpreta la demanda silenciosa del mendigo al nivel de la necesidad: “quizás más allá de la necesidad de vestirse, mendigaba otra cosa, que San Martín lo mate o lo bese”.[5]

El resultado de igualar demanda con necesidad es el aplanamiento del deseo. Desde esta perspectiva, el acto de San Martín puede ser leído como el rebajamiento del deseo a la necesidad, la anulación del Otro como deseante aplanándolo en el plano de la necesidad. Esta posición del benefactor es explicada por Miller ubicando aquí la esencia del cinismo: “La posición cínica consiste precisamente en decir que salvo lo estrictamente necesario, todo lo demás es superfluo, artificio social”.[6] Así, a la luz de las lecturas de Lacan y Miller, el acto de un santo del siglo IV adquiere absoluta vigencia. Constituye una herramienta de análisis aplicable a las relaciones benefactor-beneficiario, que lejos de fomentar el desinterés por las personas necesitadas, permite pensar el goce en juego en estos lazos.

Ubicamos un par que se implican mutuamente ya que para satisfacerse en el dar, es necesario que haya alguien que necesite. Además, tal como lo señala Georges Bataille,[7] aquel que da, afirma su poder y su rango por sobre aquel que recibe, consolidando la distancia y la asimetría entre ambos. En definitiva, lo que en apariencia es un don altruista se revela como un intercambio en el que cabe preguntarse: ¿quién obtiene el mayor beneficio?

De esta manera, debates actuales como el otorgamiento o reparto de recursos, planes, subsidios o asistencias diversas (tanto desde el Estado como desde otro tipo de organizaciones), pueden ser analizados más allá del plano de la necesidad considerando la dignidad del sujeto deseante. Por otra parte, podría pensarse el par benefactor-beneficiario como un lazo al nivel del partenaire-síntoma,[8] que no solo regula sus intercambios. Se establece una relación de poder donde ambos partenaires gozan, y el grado de validación social que alcancen constituiría un acuerdo tácito respecto de la regulación de dichos goces.

[email protected]

*Practicante de psicoanálisis en Córdoba. Adherente al Centro de Investigación y Estudios Clínicos (CIEC) de Córdoba. Practicante en Área Clínica CIEC.

NOTAS

  1. Miller, J.-A., El partenaire-síntoma. Paidós, Buenos Aires, 2011, p. 124.
  2. Freud S. (1927-31), “El malestar en la cultura”. Obras Completas. Vol. XXI. Amorrortu, Buenos Aires, 1992, p. 10.
  3. Mateo 22:39. La Biblia. El libro del pueblo de Dios. Ediciones Paulinas, Madrid, 1992, p. 1448.
  4. Miller, J.-A., El partenaire-síntoma. Op. Cit., p. 126.
  5. Lacan, J. (1959-1960), El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2007,p. 226.
  6. Miller, J.-A., El partenaire-síntoma. Op. Cit., p. 136.
  7. Bataille, G., La parte maldita. Ed. ICARIA, Barcelona, 1987, p. 32.
  8. Miller, J.-A., El partenaire-síntoma. Op. Cit., p. 141.

Imagen: Agradecemos la generosa colaboración del artista Marcelo Mendiburu – E, fotografía/collage, 2011.

Comments are closed.

Navigate