El susurro de la risa

Hernán Brizio*

“Lo único que podría salvarle es la risa”
W. Gombrowicz.

Pienso en Odradek, esa criatura escurridiza nacida en el cuento Las preocupaciones de un padre de familia[1] de Franz Kafka. Escucho su risa sin pulmones, el susurro de hojas secas que al caer emiten un sonido crujiente.

En consonancia, lo tenue del susurro, me dirigió a un escrito de César Mazza[2] en el cual ubica el lugar de la risa en los Diarios de Witold Gombrowicz. Se trata del acontecimiento‒risa como una salida alternativa al imperativo de la buena forma. Una dimensión cuyo ritmo trastoca la fascinación de la imagen, e instala una “mueca”[3] que opera de corte y en consecuencia fragmenta la pretendida totalidad.

A su vez, ante la robustez idílica de los discursos imperantes, se alude a la voz “inesperadamente baja”[4] de Le Clézio, en una coyuntura que conmociona el ideal de lo fuerte, de lo acabado y de lo bello. De este modo, la carcajada sutil del acontecimiento de cuerpo, se presenta como un antídoto y una manera de contrarrestar la “identificación narcisista […] que deja al sujeto, en una beatitud sin medida”.[5]

En una línea concordante, Vila-Matas escribe que la risa de Kafka “se eleva sobre cualquier tipo de represión”,[6] lo que le “recuerda el tenue crujido del papel”.[7] La cuestión a destacar, es que esa elevación se hace lugar de forma desenfrenada en un escenario solemne.

La escena a la que remite describe un “episodio real de la Praga de entreguerras” [8] donde Kafka, al buscar mostrar su gratitud por un galardón, “no pudo contener su risa en el acto oficial en el que con cierta pompa el presidente de la Compañía de Seguros […] le nombró técnico del Instituto”.[9] La lectura permite pesquisar que la risa incontenible resulta una liberación ante la opacidad que la noche revela, es decir, frente a la guerra.

En este marco, la referencia a la risa constante y solitaria de Jean-Pierre Léaud, protagonista de Les quatre cents coups[10], aparece empalmada a la de Kafka. Cuestión que establece un contraste con el rostro particular del actor francés, y con la seriedad que Vila-Matas temió importunar, al querer solicitarle una foto en un festival de cine. Según comenta, buscaba un retrato para atrapar discretamente la imagen de Léaud. Sin embargo, el acontecer de la risa perturbará el campo visual.

La secuencia transcurre a media noche, momento en el que Vila-Matas se sorprende al saber que Léaud era vecino de su habitación de hotel. De una pared a la otra escucha la risa solitaria del actor, punto que genera una temporalidad disruptiva en la imagen sobria que de él se había configurado. Por lo tanto, conmocionado por el aumento y la constancia de la risa, el autor expresa que “al no poder verle y solo oírle”, acabó “imaginando a destajo”.[11]

La inquietud y la extrañeza experimentada, le despierta consecuentemente la fantasía de que Léaud podría “estar soñando que era Nikolái Stepánovich Gumiliov”, un poeta que en “un pelotón sombrío y desmañado […] no paró de reír”.[12] La risa contra la muerte -en el momento más pesado- frente a la oscuridad de los vagones que lo llevaban a la tortura.

Se trata, por consiguiente, del estatuto de la risa como una forma enigmática e irrefrenable, el misterio de su resonancia y el fulgor como un vestigio, que orienta en el desierto abrumador del imperio de la imagen.

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* Adherente del CIEC (Centro de Investigación y Estudios Clínicos), co-coordinador de Secretaría de Redacción en Revista LAPSO (UNC).

NOTAS

  1. Kafka, F., (1919), “Preocupaciones de un padre de familiaRelatos Breves, Hyspamérica Ediciones, Buenos Aires, 1985, p. 376.
  2. Mazza, C., “La carcajada puede acontecer”, El cuenco de plata, 2022. el cuenco de plata | Artículo ‘La carcajada puede acontecer’
  3. Mazza, C., “Gombrowicz: Otras muecas del escribiente”, Revista Lacaniana de psicoanálisis, Año XII N° 23, 2017, p. 159.
  4. Ibid., párr. 4.
  5. Lacan, J., (1955), “Variantes de la cura-tipo”, Escritos 1, Siglo XXI, México, 2009, p. 344.
  6. Vila-Matas, E., “Risas en la oscuridad”, 2021, párr. 3. http://www.blogenriquevilamatas.com/?p=12582.
  7. Ibid.,
  8. Ibíd.,
  9. Ibíd.,
  10. Truffaut, F., Les quatre cents coups, Francia, 1959, Les Films du Carrosse ‒ Sédif Productions.
  11. Vila-Matas, E., “Risas en la oscuridad”. Op. Cit., párr. 2.
  12. Ibíd.,

Imagen: Agradecemos la generosa colaboración de Guillermina Grinbaum – Serie Fluir ll, esmalte y vidrio.

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