Lo femenino y los feminismos

Bettina Quiroga*

Considerando lo femenino como lo radicalmente Otro, lo que queda por fuera de discurso, lo imposible de simbolizar, nos interesa ubicar los efectos que esto produce en la cultura.

En Freud, lo femenino es: continente oscuro, lo incomprensible. Desde El tabú de la virginidad[1] la mujer toda es un tabú y la hostilidad hacia ella queda ubicada como una atribución masculina ante la inquietante ajenidad de lo femenino. En Análisis Terminable e Interminable, habla de la desautorización de la feminidad como una pieza del gran enigma de la sexualidad. Expresa: “Difícil es decir si en una cura analítica hemos logrado dominar este factor, y cuándo lo hemos logrado. Nos consolamos con la seguridad de haber ofrecido al analizado toda la incitación posible para reexaminar y variar su actitud frente a él”.[2] Ya nos está diciendo que lo femenino, lo diferente, perturba tanto a hombres como mujeres; y es de esperar que el análisis tenga su incidencia.

En Lacan leemos lo femenino en la línea del no-todo: “No hay La mujer puesto que […] por esencia ella no toda es”.[3] No-toda en la lógica fálica. Este La es un significante que se caracteriza por no significar nada y afecta a todo ser hablante, no hay distinción en cuanto al sexo. En tanto inaprensible es signo de la castración estructural, agujero en la estructura. Nos anoticiamos de lo femenino por un goce enigmático y sus efectos, que podemos ver históricamente y hoy en forma mucho más visibilizada.

El tratamiento de lo hétero que perturba, por ej. vía la hostilidad y el rechazo dirigido contra la mujer a lo largo de la historia, ha producido en la época actual su recrudecimiento con las diversas formas de violencias intrafamiliares, de género, dirigidas contra las mujeres y los colectivos que no se adecuan a la llamada sexualidad heteronormativa; y el femicidio, significante creado hace muy pocos años para designar a esta modalidad de violencia asesina ejercida contra las mujeres.

En la actualidad los feminismos, en su diversidad, vienen a reivindicar los derechos de las mujeres en la cultura y a visibilizar las formas de opresión que se presentan y se han presentado a lo largo de la historia moderna. Los feminismos de este modo se encuentran, como en ningún otro momento de la historia, con la posibilidad de hacerse escuchar y de construir un discurso diverso que aloje la multiplicidad de modos en que lo femenino se expresa, en lugar de rechazarlo y segregarlo.

El orden fálico ordena el campo del goce y del sentido, instaura una significación a partir de lo que no hay. No inscribe hombre, mujer, trans, queer, travesti, gay, lesbiana, no binario. No otorga identidad sexual, ni determina la posición sexuada para el psicoanálisis.

Para el psicoanálisis de orientación lacaniana existe el unarismo sexual, el Uno de lo femenino. La lógica respecto del goce implica: somos Uno, en tanto no hay otro igual. “Que esta alteridad radical –una alteridad sin ningún Otro a partir del que podamos definirla– sea `lo femenino´ –no las figuras culturales de la feminidad– no puede atribuirse al patriarcado y a la lógica segregativa de las diferencias”.[4] “Es el goce del cuerpo, lo sexual como tal, el que funciona como Otro para el sujeto”.[5]

Hoy el rechazo máximo de lo femenino se enlaza al asesinato tipificado como femicidio. Lo femenino de este modo queda en tensión en la cultura: cuando la dimensión respecto de lo Otro toma el carácter de la aniquilación de eso Otro diferente, la hostilidad más brutal se manifiesta provocando un abanico múltiple de reacciones frente a la manifestación de lo femenino. La incidencia del psicoanálisis hará posible otro modo de tratamiento: ¿el consentimiento a lo Otro?

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*Docente de las Cátedras: Psicoanálisis Freud y Construcción de los Conceptos Psicoanalíticos, Facultad de Psicología, UBA. Depto de Psicoanálisis y Filosofía, ICdeBA. Magíster en Clínica Psicoanalítica, UNSAM. Autora del Libro: ¿Cómo aman las mujeres? Un estudio psicoanalítico, Grama.

NOTAS

  1. Freud, S., (1918 [1917]), “El tabú de la virginidad” (Contribuciones a la psicología del amor, III), Obras completas, Vol. 11, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1986.
  2. Freud, S., (1937), “Análisis Terminable e Interminable”, Obras completas, Vol. XXIII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1993, p. 254.
  3. Lacan, J., (1972-1973), El Seminario, Aún, Libro 20, Paidós, Buenos Aires, 2006, p.89.
  4. Bassols, M., La diferencia de los sexos no existe en el inconsciente, Grama, Buenos Aires, 2021, p.31.
  5. Ibid.; p.32.

Imagen: Agradecemos la generosa colaboración de Mariano Sclocco – 1.43, óleo pastel esgrafiado sobre hoja Canson. Serie 1.X. (Fragmento)

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