Para continuar con la conversación retomo algo que Paula Vallejo nos trajo respecto a que “el Instituto forma parte de la idea misma de la formación del psicoanálisis”.
Me interesa detenerme en la formación, que vista desde la perspectiva del enseñante o del psicoanalista, está regida por el mismo principio, se trata de una formación permanente pero discontinua a la vez. No es gradual ni progresiva, sino más bien fragmentada y agujereada.
Frente a las vueltas, lecturas y relecturas sobre los textos fundamentales, es esperable que se produzca una transmisión algo novedosa, que decante otro saldo de saber, tanto para los que enseñan como para aquellos que están como participantes. Pero sabemos que nuestra formación no se reduce sólo a lo epistémico.
¿A qué llamamos efecto de formación? Es una pregunta vigente, que me pone al trabajo, me trabaja y su respuesta aún sigue en pie.
Considero que al ser un efecto, no lo podemos circunscribir a un universal, independientemente de que tanto en el Instituto y en la Escuela – como colectivo de analizantes – contemos con una orientación común, la lacaniana, cuya aspiración es por lo real.
Lo crucial será cómo cada uno subjetiva, encarna y eventualmente transmite, a partir de los efectos provenientes del análisis, de los controles o los espacios de lectura con las respectivas consecuencias que ha obtenido para sí.
¿Desde dónde formamos los que estamos como docentes del Instituto?
Cuando un analista está como enseñante no lo hace desde el discurso analítico, sino a partir del discurso histérico, es decir como analizante, poniendo en acto “la falta que anida en su saber”. “El analista no se propone velar la falla en el saber, porque sabe por su propia experiencia analítica que es irreductible. Sólo le queda inventar algo singular que le servirá para su vida, su práctica clínica y para enseñar”[1].
La formación analítica, tal como la pienso, no es sólo una cuestión de saber epistémico; esto no significa que los analistas no estudien. Lo central es que los analistas no ignoren aquellos principios fundamentales sobre su propia práctica. Tal como lo dijo Mauricio Tarrab en su conferencia de apertura para el IOM3, “el analista en formación, debe enfrentarse a tres imposibles: lo imposible de saber, lo imposible de soportar y lo imposible de curar. Y eso tiene siempre un efecto saludable de castración”. Y agregó: “no existe una enseñanza programable, vamos en contra de eso” [2].
En relación al IOM3, si bien se elaboró un programa unificado para todas las delegaciones, cada docente lo aborda desde su marca singular, teñida con un estilo propio.
Es mi modo de bordear una respuesta parcial a la pregunta sobre el efecto de formación.
Porque finalmente, cada enseñante/analizante construye y obtiene su estilo en el propio diván. De allí se desprende la causa que lo mantiene enlazado al psicoanálisis.
María Luján Ros
AP de la EOL y la AMP
Docente del IOM3 – Responsable de Radio Lacan EOL
[email protected]
NOTAS
- Brodsky, G., Los psicoanalistas y EL DESEO DE ENSEÑAR, Grama, Buenos Aires, 2023, p. 118.
- Tarrab, M., Conferencia dictada en la Clase de Apertura del IOM 3, 6 de Abril de 2024.
Comments are closed.