Regalos

Fernando Tarragó*

Freud introduce el regalo en la teoría psicoanalítica en su texto “La sutileza de un acto fallido”,[1] donde lo ubica en la dimensión económica del costo, porque si no costara no sería un regalo. Una limosna o una dádiva, no cuestan. El acto de regalar se descuenta del dar lo que sobra, lo que uno tiene, de la caridad.

El regalo es ese objeto que entra de lleno en un campo económico diferente. Max Graf, padre del pequeño Hans, da testimonio de la importancia de Freud en la elaboración sintomática de su hijo. “Freud tenía un papel entusiasta en todos los acontecimientos familiares de mi casa […]. En ocasión del tercer cumpleaños de mi hijo, Freud le trajo de regalo un caballo de balanceo que por sí mismo llevó hasta arriba por los cuatro tramos de escalera que conducían a mi casa”.[2] Dando pie a ese otro campo económico: el regalo puede formar parte de un síntoma.

En este texto, párrafos antes, Freud interviene ante la duda de Max de educar a su hijo bajo influencia del judaísmo en momentos donde el ascenso del antisemitismo estaba latente. Lo aparta al padre de la posibilidad de educar a su hijo bajo una influencia cristiana con el fin de aminorar el peso de haber nacido bajo la tradición perseguida, y le da ánimo, que es con lo que se deberá arreglar el hijo: “Si usted no deja que su hijo sea educado como un judío, lo privará de esas fuentes de energía que no pueden ser reemplazadas por nada. Él tendrá que luchar como judío y usted debería desarrollar en él toda la energía de la que tendrá necesidad en esta lucha. No lo prive de este beneficio”.[3] El lugar del padre como un sujeto que no priva de la fuerza de una tradición, para que así, después, el hijo pueda servirse de eso y vaya más allá.

Entre la interpretación al padre y el regalo al hijo se escribe La interpretación de los sueños[4] y se inventa el objeto analista.

Con Lacan se puede extraer una lógica con respecto al regalo y del objeto en esa otra economía. El carretel freudiano en la experiencia del fort-da le sirve para cernir el lugar del cuerpo y del acceso al goce del parloteo del infans; “El carrete no es la madre reducida a una pequeña bola por algún juego digno de jíbaros. Es como un trocito del sujeto que se desprende, pero sin dejar de ser bien suyo, pues sigue reteniéndolo. Con su objeto salta el niño los linderos de su dominio transformado en pozo y empieza su cantinela”.[5]

Más adelante en Lituratierra será más explícito: lo que amuebla la falta de la Acosa[6] será el peluche, el que permite salir del estado de desamparo ante la ausencia absoluta del Otro. Esta función se apoya en el antecedente del objeto transicional inventado por D. W. Winnicot.[7]

El comentario de Miller[8] sobre esta referencia de Lacan esclarece que, por vía de ese objeto, ese pedazo de cuerpo, que no es ni de uno ni del Otro, el infans dará el salto y entrará en la escena del mundo. Se transforma esa experiencia primaria de exilio, y el sujeto es capaz de entrar en el campo del goce adquiriendo una mansión incorporada.

Baudelaire en La moral del juguete ubica: “Los niños demuestran con sus juegos su gran capacidad de abstracción y su elevada potencia imaginativa. Juegan sin juguetes”.[9] Pero no sin objetos. La moral involucra el problema de la libidinización del objeto y del cuerpo.

Cada vez que uno regala, regala un pedacito, un petit a, éxtimo que tiene un costo singular. ¡Qué sería un regalo que a uno no le pesara un poquito!

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* Colaborador de la biblioteca de la EOL sección Córdoba. Adherente al instituto CIEC asociado al Campo Freudiano.

NOTAS

  1. Freud, S.,(1935), “La sutileza de un acto fallido”, Obras completas, Vol. XXII, Amorrortu, Buenos. Aires, 2013.
  2. Graf, M.,“Reminiscencias del profesor Freud”, Revista virtual psicoanálisis con niños Fort-da, N°10, Noviembre, 2008.
  3. Ibid.,
  4. Freud, S., (1900), “La Interpretación de los sueños”, Obras completas, Vol. IV-V, Amorrortu, Buenos Aires, 2013.
  5. Lacan, J., (1964), El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2003, p. 70.
  6. Lacan, J. (1971), “Lituratierra”, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p.24.
  7. Winnicott, D.W., Realidad y juego, Editorial Gedisa, España, 1994.
  8. Miller, J.-A., “Habeas corpus”, Scilicet. El cuerpo hablante. Sobre el inconsciente en el siglo XXI, Grama, Buenos Aires, 2016.
  9. Baudelaire, Ch., (1853), “La moral del juguete”, Le Monde Littéraire.

Imagen: Agradecemos la generosa colaboración de Martin Gurfein – Letras/17, fotografía, detalle de obra.

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